Tuesday, October 31, 2006

CAPÍTULO SÉPTIMO: LA VIDA ECONÓMICA

III. INICIATIVA PRIVADA Y EMPRESA

La vida Económica:

a) El hombre, pobreza y riqueza:

323 Bienes Económicos y riqueza Según ANTIGUO TESTAMENTO

Doble Posturas:

1. Aprecio a disponer de Bs. Materiales necesarios para la vida hasta la abundancia como bendición de Dios

La pobreza:

Consecuencia negativa del ocio y falta de laboriosidad.

Es un hecho natural.

2. No son condenados en sí mismos, sino por su mal uso.

Quedando penalizadas las usuras, estafas, explotación, injusticias evidentes. Hacia los más pobres.

Un mal la pobreza de los oprimidos, débiles, e indigentes.

Esta tradición considera

Situación hombre ante Dios, Él provee bienes como un Don para Administrar y compartir .

324 Quien reconozca su pobreza ante Dios, sin importar su condición actual, merecerá una atención especial por El.

Para ellos se destinan:

Ø las promesas Divinas, y la herencia de la alianza entre Dios y pueblo.

Ø Y también la venida de un nuevo David defensor del pobre y la justicia.

Así el RICO se caracteriza por la confianza hacia sus bienes, y hacia el obrar de sus manos mas que en DIOS.

Así la POBREZA se eleva a un valor moral en la manifestación de una predisposición humilde con apertura a DIOS y confianza en El. Esta actitud del hombre relativiza los bienes económicos como dones Divinos que administrará y compartirá ya que la pertenencia es solo de Dios.

325 JESUS asume toda la tradición del A.T. sobre los bienes económicos, Riqueza y pobreza dándole claridad y plenitud.

Logra una nueva convivencia en justicia, fraternidad, solidaridad y en el compartir.

Perfecciona la bondad y la actividad humana quebrada por el pecado.

Así el hombre, liberado del mal y en comunión con Dios seguirá la obra de Jesús ayudado por su Espíritu para liberar los oprimidos, consolar los afligidos, buscar un nuevo orden social, dando soluciones a la pobreza material bajando las barreras de la miseria y esclavitud hacia los más débiles. Ante ello el Reino de Dios se presentara en la tierra, aún no perteneciendo a ella, cumpliéndose las promesas de los profetas.

326 A la luz de la Revelación, la actividad económica se considerará y ejercerá como respuesta en agradecimiento a Dios por cada hombre.

Una buena administración de los dones recibidos, incluidos los materiales es obra de justicia para él y para los demás.

Lo que deberá ser bien usado, conservado y multiplicado.

La actividad económica y el progreso material deben ponerse al servicio del hombre y de la sociedad con FE, ESPERANZA, Y CARIDAD.

Así la economía y el progreso serán lugares de salvación y santificación, donde se expresará amor y solidaridad para el crecimiento de una humanidad nueva.

Por lo tanto La economía será útil, para enriquecerse delante de Dios, logrando el crecimiento integral del hombre, de las sociedades y de la calidad humana de la vida.

327 La fe en Jesucristo permite una comprensión correcta del desarrollo social, en el contexto de un humanismo integral y solidario. Mientras ilumina interiormente la naturaleza del desarrollo, guía la tarea de colaboración por medio de su cuerpo, La Iglesia.

a) La riqueza existe para ser compartida:

328 Los bienes aún poseídos legítimamente, tienen un destino universal. Toda acumulación indebida es inmoral porque contradice con ese destino universal dado por Dios.

Así la salvación cristiana será liberación de la necesidad y de la posesión misma como liberación integral del hombre.

El afán de dinero y afines, extravían la FE.

Mas allá de las Estructuras sociales y Políticas, la conciencia del hombre debe estar orientada solo a la administración de lo que Dios en él ha confiado.

329 Las riquezas realizan su función de servicio al hombre cuando son destinadas a producir beneficios para los demás y para la sociedad.

Cristónomo: Las riquezas pertenecen a algunos, para que ganen meritos compartiendo con los necesitados, caso contrario el mal se presentará ante una compartir desordenado.

San Gregorio Magno: Dar lo necesario con humildad a quien carece es la obra del rico como administrador de lo que posee.”Quien tiene para si la riqueza NO es inocente, el que se brinda al necesitado, paga una deuda”

II MORAL Y ECONOMIA

330 La doctrina social de la Iglesia insiste en la connotación MORAL de la economía.

Relacionando Economía con moral.

La Ley moral que nos envía en busca del fin supremo y último en función de nuestras acciones que alcanza también la actividad humana dentro del orden económico.

331 Relación entre moral y economía es necesaria e intrínseca, actividad económica y comportamiento moral se compenetran íntimamente, siendo ambas recíprocas.

No obstante el fin de la economía, no esta en la economía misma sino en su destinación humana y social, siendo la tarea del hombre la producción, la distribución, y el consumo de bienes materiales y de servicios.

332 La dimensión moral de la economía entiende que la eficiencia económica y el desarrollo solidario de la humanidad son vinculantes bajo la justicia y la solidaridad.

El hecho de desarrollar eficientemente bienes no implica menoscabar al hombre condenándolo a la indigencia y exclusión, ante ello se practicará la solidaridad evitando las estructuras de pecado donde predomina el egoísmo humano.

333 Todos tienen derechos de participar en la vida económica y el deber de contribuir acorde a las capacidades individuales con el objeto de lograr el progreso de la humanidad.

Es un desafío difícil pero estimulante para quienes se dedican a esta Ciencia.

334 Economía______Objeto_____formación de la riqueza e incremento progresivo cuantitativo y cualitativo.

TODO LO CUAL ES MORALMENTE CORRECTO SI ESTA ORIENTADO AL DESARROLLO GLOBAL Y SOLIDARIO DEL HOMBRE Y LA SOCIEDAD DONDE VIVE Y TRABAJA.

Su polo opuesto, el exceso de abundancia posee al hombre generándose la sociedad del consumismo.

335 Un desarrollo integral y solidario con valoración moral en una economía libre encontramos el capitalismo sistema económico que valora La empresa, el mercado, la propiedad privada y su responsabilidad con el medio productivo, la libre creatividad, humana en la economía, se la considera positiva (economía de empresa, de mercado, o libre), sino cumple con estas reglas, la calidad moral y su significado es NEGATIVO.

336 La doctrina social de la Iglesia considera la libertad de la persona en campo económico un valor fundamental y un derecho inalienable que hay que promover y tutelar. La experiencia nos demuestra que la negación a tal derecho o su limitación en nombre de una pretendida “igualdad” de todos en la sociedad reduce o, sin más, destruye de hecho el espíritu de iniciativa, es decir, la subjetividad creativa del ciudadano”.

337 La dimensión creativa es un elemento esencial de la acción humana, también en el campo empresarial, y se manifiesta especialmente en la aptitud para proyectar e innovar.

a) La empresa y sus Fines

338 La empresa debe caracterizarse por la capacidad de servir al bien común de la sociedad mediante la producción de bienes y servicios útiles. Además de esta función típicamente económica, la empresa desempeña también una función social, creando oportunidades de encuentro, de colaboración, de valoración de las capacidades de las personas implicadas. En la empresa, por tanto, la dimensión económica es condición para el logro de objetivos no solo económicos, sino también sociales y morales, que deben perseguirse conjuntamente. El objetivo de la empresa se debe llevar a cabo en términos y con criterios económicos, pero sin descuidar los valores auténticos que permiten el desarrollo concreto de la persona y la sociedad.

339 Los componentes de la empresa deben ser conscientes de que la comunidad en la que trabajan representa un bien para todos y no una estructura que permite satisfacer exclusivamente los intereses personales de alguno.

340 La doctrina social reconoce la justa función del beneficio como primer indicador del buen funcionamiento de la empresa. Esto no puede hacer olvidar el hecho que no siempre el beneficio indica que la empresa este sirviendo adecuadamente a la sociedad.

341 Si en la actividad económica y financiera la búsqueda de un justo beneficio es aceptable, el recurso de usura esta moralmente condenado: “Los traficantes cuyas practicas usurarias y mercantiles provocan el hambre y la muerte de sus hermanos los hombres, cometen indirectamente un homicidio. Este les es imputable”

b) El papel del empresario y del dirigente de la empresa

343 En la creatividad y en la cooperación se halla inscripta la autentica noción de la competencia empresarial: un cum-petere, es decir, un buscar juntos las soluciones mas adecuadas para responder del modo más idóneo a las necesidades que van surgiendo progresivamente. El sentido de responsabilidad que brota de la libre iniciativa económica se configura no solo como virtud individual indispensable para el crecimiento humano del individuo, sino también como virtud social necesaria para el desarrollo de una comunidad solidaria.

344 El papel del empresario y el dirigente revisten una importancia central desde el punto de vista social, porque se sitúan en el corazón de la red de vínculos técnicos, comerciales, financieros y culturales, que caracterizan la moderna realidad de la empresa.

345 La doctrina social insiste en la necesidad de que el empresario y el dirigente se comprometen a estructurar la actividad laboral en sus empresas de modo que favorezcan la familia, especialmente a las madres de familia en el ejercicio de sus tareas, que secunden, a la luz de una visión integral del hombre y del desarrollo, la demanda de la calidad.

IV. INSTITUCIONES ECONÓMICAS AL SERVICIO DEL HOMBRE

346 Una de las cuestiones prioritarias en economía es el empleo de los recursos, es decir, de todos aquellos bienes y servicios a os que los sujetos económicos, productores y consumidores, privados y públicos, atribuyen un valor debido a su inherente utilidad en el campo de la producción y del consumo.

a) El papel del libre mercado

347 El libre mercado es una institución socialmente importante por su capacidad de garantizar resultados eficientes en la producción de bienes y servicios. La doctrina social de la Iglesia aprecia las seguras ventajas que ofrecen los mecanismos libres de mercado tanto para utilizar mejor los recursos, como para agilizar el intercambio de productos: estos mecanismos, “sobre todo, dan la primacía a la voluntad y a las preferencias de la persona, que, en el contrato, se confrontan con las de otras personas.

349 La doctrina social de la Iglesia, aun reconociendo el mercado de la función de instrumento insustituible de regulación dentro del sistema económico, pone en evidencia la necesidad de sujetarlo a finalidades morales que aseguren y, al mismo tiempo, circunscriban adecuadamente el espacio de su autonomía.

350 El mercado asume una función social relevante en las sociedades contemporáneas, por lo cual es importante identificar sus mejores potencialidades y crear condiciones que permitan su concreto desarrollo. Los agentes deben ser libres para comparar, evaluar y elegir entre las diversas opciones. Sin embargo la libertad, en ambito economico, debe estar regulada por un apropiado marco juridico, capaz de ponmerla al servicio de la libertad humana integral.

b) La acción del estado

351 El estado debe tener en cuenta dos principios:

De subsidiaridad: Creando situaciones favorables para la actividad económica

Y Solidaridad: Estableciendo limites de autonomía de partes para defender al mas débil.

Estos principios deben aplicarse en igual medida… Si el estado es más subsidiario podría generar localismo. Y si es más solidario podría verse como un estado no asistencial.

Favorecer las actividades de las empresas, creando trabajo. Estimulándola donde sea insuficiente y sosteniéndola en momentos de crisis.

En los casos de monopolios que obstaculicen el desarrollo, el estado puede intervenir.

352 El estado define el marco jurídico que regula las relaciones económicas, manteniendo las condiciones para una economía libre y de igualdad entre partes

353 Estado y mercado deben actuar juntos, ser complementarios. Ya que solo en presencia del estado, el mercado genera beneficios a la comunidad. Porque no solo define el marco jurídico, si no también debe hacerlo respetar, e intervenir lo estrictamente necesario, donde el mercado no sea eficaz.

El mercado por si mismo, no es capaz de autorregularse y garantizar una distribución equitativa de los bienes y servicios esenciales para el desarrollo humano, por esta razón es muy conveniente que se complemente con el estado.

354 El estado puede exigirle a los ciudadanos y empresas promover el bien común, con una política económica que favorezca la participación de los ciudadanos en las actividades productivas.

Tener equilibrio en cuanto a la libertad privada y acción publica. Ya que en una intervención directa demasiado amplia, el estado se torna burocrático en cuanto a la satisfacción de las necesidades de las personas y resulta nocivo para la sociedad.

355 Es importante tener en cuenta los ingresos fiscales y el gasto publico. Estos deben ser objeto para lograr una fianza pública capas de ser instrumento de desarrollo y solidaridad. Orientada al bien común, siempre y cuando se cumplan algunos principios fundamentales “el pago de impuestos” como especificación del deber de solidaridad, racionalidad, y equidad en la imposición de los tributos.

La fianza también debe tener rigor e integridad en la administración y en el destino de los ingresos públicos… sin dejar de lado los principios de solidaridad, igualdad, valorización de talentos, sostenimiento de familias, etc. destinado a estos fines una determinada cantidad de recursos.

c) La función de los cuerpos intermedios

356 El sistema socio-económico debe caracterizarse por una presencia conjunta de la acción publica y privada incluida las de sin fines de lucro.

Existen bienes de uso colectivo y común cuya utilización no puede depender del mercado y tampoco son de competencia exclusiva del estado.

En relación a estos bienes el estado tiene la tarea de valorizar todas las iniciativas sociales y económicas promovidas por las formaciones intermedias que tienen efectos públicos.

La sociedad civil conformada en sus cuerpos intermedios contribuye al logro del bien común, colaborando con el estado y el mercado, favoreciendo así una oportuna democracia económica.

357 En cuanto a las organizaciones privadas sin fin de lucro. El estado debe respetar la naturaleza de estas y valorar sus características, aplicando el principio de subsidiariedad.

d) Ahorro y consumo

358 Algunos consumidores disponen de mucho poder adquisitivo y pueden influir notablemente en la realidad económica con su libre elección entre consumo y ahorro.

Previniendo el grado de rendimiento sobre riesgo, elaborando juicios sobre financiaciones de inversiones.

Sabiendo que la opción de invertir en un lugar y no en otro, en un sector productivo en vez de otro, es siempre una opción moral y cultural.

359 La utilización del propio poder adquisitivo debe ejercitarse en exigencias morales de justicia, solidaridad, y responsabilidades sociales precisas.

Prefiriendo productos de una empresa en vez de otra, teniendo en cuenta no solo los precios y calidad, si no también la existencia de condiciones correctas de trabajo en las empresas, el empeño por cuidar el medio ambiente que las rodea, etc.

360 El consumismo produce un efecto hacia el “tener” y no hacia el “ser”, esto impide distinguir las formas de satisfacción de las necesidades humanas.

Para contrarrestar este fenómeno es necesario esforzarse por construir estilos de vida orientando al consumo hacia el crecimiento social.

Es innegable que el contexto social influye en los estilos de vida, por ello el desafió que propone el consumismo, debe afrontarse con mas seriedad, sobre todo si se piensa en generaciones futuras que corren riesgo de tener que vivir en un ambiente natural deteriorado a causa de un consumismo desordenado y excesivo.

V. LAS “RES NOVAE” EN ECONOMÍA

a) La globalización, oportunidades y riesgos

361 Nuestro tiempo esta marcado por el complejo fenómeno de la globalización económico-financiera

A causa de un proceso de creciente integración de las economías nacionales. Pero no solo es causa de vínculos económicos-financieros, entre agentes nacionales, estas relaciones han estado siempre. Mas bien se debe a la expansión de los sistemas de relaciones que se esta desarrollando, por esto la circulación de capitales y su velocidad a aumentado enormemente y a su vez todo el mercado financiero, pudiendo desplazar en tiempo real de una parte del planeta a otra, grandes cantidades de capital.

362 La globalización alimenta nuevas esperanzas pero origino también grandes interrogantes.

Puede producir efectos beneficiosos para la humanidad, como el desarrollo de las telecomunicaciones, reducción de costos de las comunicaciones y de las nuevas tecnologías.

Pero también se descubren riesgos ligados a las nuevas dimensiones: El aumento de las desigualdades, de todo tipo y entre todo tipo de países. Si bien crece la riqueza económica, esta siempre va acompañada también de un crecimiento relativo de pobreza.

363 El crecimiento del bien común exige la redistribución de la riqueza entre las diversas áreas del planeta, a favor de las más necesitadas. Una globalización sin dejar a nadie al margen.

El acceso a los conocimientos técnico-científicos y los más recientes productos tecnológicos no es igual entre los países. La libre circulación de capitales no basta por si sola para favorecer el acercamiento de los países en vía de desarrollo hacia los países mas avanzados.

364 El comercio representa un componente fundamental de las relaciones Internacionales contribuyendo a la especialización productiva y al crecimiento económico de los diversos países.

El comercio internacional si se orienta oportunamente promueve el desarrollo y es capas de crear nuevas fuentes de trabajo. Algunas distorsiones del comercio internacional a causa de políticas proteccionistas discriminan a los productos provenientes de los países pobres, deterioran las actividades industriales y transferencia de tecnología hacia estos países.

Este continuo deterioro es el que ha impulsado al magisterio a reclamar la importancia de los criterios éticos que debería orientar a las relaciones económicas internacionales.

De no tener en cuenta dichos criterios los pueblos pobres seguirán siendo pobres y los ricos se harán cada vez más ricos.

365 Una solidaridad adecuada a la era de la globalización exige la defensa de los derechos humanos. Falta de autoridad pública internacional al servicio de los derechos humanos, la libertad y la paz y aún peor. Es un deber que atañe a todos y no permite formas de discriminación e injusticia

366 La extensión de la globalización debe estar acompañada de una toma de conciencia más madura, por parte de las organizaciones de la sociedad civil, de las nuevas tareas a las que están llamadas a nivel mundial.

Lograr el crecimiento económico-financiero a escala planetaria en un marco de respeto de los pueblos y una justa distribución de recursos.

Pablo VI: El libre intercambio sólo es equitativo si está sometido a las exigencias de la justicia social

La globalización no debe ser un nuevo tipo de colonialismo: RESPETO A LAS CULTURAS y creencias religiosas (manifestación + clara de la libertad humana)

367 En la época de la globalización, se debe subrayar con fuerza la solidaridad entre las generaciones. Es un deber de la comunidad. Que la mundialización no se lleve a cabo a expensas de los más débiles y necesitados.

DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES: es moralmente ilícito (no se asume la responsabilidad) y económicamente contraproducente (porque la corrección es más cara que la prevención) descargar los costos actuales sobre las futuras generaciones.

El planeta entendido como único ecosistema

b) El sistema financiero internacional:

368 Los mercados financieros no son ciertamente una novedad de nuestra época: desde hace ya mucho tiempo, de diversas formas, se ocuparon de responder a la exigencia de financiar actividades productivas. La experiencia histórica enseña que en ausencia de sistemas financieros adecuados no habría sido posible el crecimiento económico.

El mercado global de capitales ha producido efectos benéficos (por la mayor movilidad de los capitales facilitando la disponibilidad de recursos) pero también mayores riesgos de crisis financieras (porque las transacciones aumentan, en volumen, más allá de de los valores reales, siguiendo a veces una lógica auto referencial, sin conexión con la base real de la economía).

369 Una economía financiera con fin en sí misma está destinada a contradecir sus finalidades, ya que se priva de sus raíces y de su razón constitutiva, es decir, de su papel originario y esencial de servicio a la economía real y, en definitiva, de desarrollo de las personas y de las comunidades humanas. Configuración asimétrica del sistema financiero internacional (en cuanto a desregulaciones por ejemplo, que tienen a consolidarse sólo en algunas partes del planeta. El problema ético que surge es que las economías excluidas de estos beneficios, no están protegidos contra las eventuales consecuencias negativas (por inestabilidad financiera).

La aceleración de los procesos y la rápida proliferación de nuevos y sofisticados instrumentos financieros hace extremadamente urgente la identificación de soluciones institucionales capaces de favorecer eficazmente la estabilidad del sistema, sin restarle potencialidades y eficiencia. ßREGULACIÓN

c) La función de la comunidad internacional en la época de la economía global:

370 La pérdida de centralidad por parte de los actores estatales debe coincidir con un mayor compromiso de la comunidad internacional en el ejercicio de una decidida función de dirección económica y financiera.

Gradual pérdida de la eficacia del Estado Nación en la guía de las dinámicas económico-financieras nacionales. La acción propia se ve cada vez más condicionada por las expectativas de los mercados internacionales de capital y por la insistente demanda de credibilidad.

Las tradicionales medidas defensivas de los Estados aparecen condenadas al fracaso. La noción misma de mercado nacional pasa a un segundo plano.

371 Cuanto mayores niveles de complejidad organizativa y funcional alcanza el sistema económico-financiero mundial, tanto más prioritaria se presenta la tarea de regular dichos procesos, orientándolos a la consecución del bien común de la familia humana. Surge concretamente la exigencia de que, más allá de los Estados nacionales, sea la misma comunidad internacional quien asuma esta delicada función, ,con instrumentos políticos y jurídicos adecuados y eficaces.

Es indispensable hallar soluciones institucionales más apropiadas y estrategias de acción más oportunas para evitar resultados dramáticos en perjuicio de los estratos más débiles e indefensos de la población mundial.

Deben estar igualmente representados los intereses de la gran familia humana. Tomar siempre en consideración a los pueblos y países con escaso peso en el mercado internacional, y que tienen necesidades reales y acuciantes que requieren apoyo para un desarrollo adecuado.

372 También la política, al igual que la economía, debe saber extender su radio de acción más allá de los confines nacionales, adquiriendo rápidamente una dimensión operativa mundial que le permita dirigir los procesos en curso a la luz de parámetros no sólo económicos, sino también morales.

Guiar estos procesos asegurando el respeto de la dignidad del hombre en el horizonte del bien común. Se requiere para esto la consolidación de las instituciones existentes y la creación de otras.

El desarrollo económico puede ser duradero si se realiza en un marco claro de normas y un amplio proyecto de crecimiento moral, civil y cultural de toda la familia humana.

d) Un desarrollo integral y solidario:

373 Una de las tareas fundamentales de los agentes de la economía internacional es la consecución de un desarrollo integral y solidario para la humanidad, es decir, “promover a todos los hombres y a todo el hombre”.

Esto requiere una concepción de la economía que garantice a nivel internacional la distribución equitativa de los recursos.

Los problemas sociales adquieren una dimensión planetaria. Ningún Estado puede por sí solo afrontarlos y resolverlos. Experimentamos la necesidad de la solidaridad y advertimos la importancia de superar la cultura individualista.

La realidad exige un modelo de desarrollo que no sólo busque elevar a todos los pueblos al nivel de los países más ricos, sino también fundar sobre el trabajo solidario una vida más digna, hacer crecer efectivamente la dignidad y la creatividad de toda persona.

374 Un desarrollo más humano y solidario ayudará también a los mismos países ricos.

A pesar de la abundancia de bienes materiales, los países ricos advierten una incapacidad de gozar rectamente el sentido de la vida. Las personas se sienten engranajes en el mecanismo de la producción y del consumo, sin encontrar el modo de afirmar la propia dignidad de hombres.

Los países ricos crean bienestar material, a menudo a costa del hombre y de las clases sociales más débiles: así se crean desigualdades sociales tanto en países ricos donde se llega a niveles de miseria, como en países menos desarrollados donde encontramos manifestaciones de egoísmo y ostentación desconcertantes y escandalosas.

e) La necesidad de una gran obra educativa y cultural:

375 Para la doctrina social, la economía “es sólo un aspecto y una dimensión de la compleja actividad humana.

Si la producción y el consumo de las mercancías ocupan el centro de la vida social y se convierten en el único valor de la sociedad, no subordinado a ningún otro, la causa hay que buscarla no sólo y no tanto en el sistema económico mismo, sino en el hecho de que todo sistema sociocultural, al ignorar la dimensión ética y religiosa, se ha debilitado, limitándose únicamente a la producción de bienes y servicios.

La vida del hombre, al igual que la vida social de la colectividad, no puede reducirse a una dimensión materialista.

Acrecentar el sentido de Dios y el conocimiento de sí mismo constituye la base de todo desarrollo completo de la sociedad humana.

376 Ante el rápido desarrollo del progreso técnico-económico y la mutación, igualmente rápida de los procesos de producción y de consumo, el Magisterio advierte la exigencia de proponer una gran obra educativa y cultural:

Al descubrir nuevas necesidades y nuevas modalidades para su satisfacción, es necesario dejarse guiar por una imagen integral del hombre, que respete todas las dimensiones de su ser y que subordine las materiales e instintivas a las interiores y espirituales. Por eso es necesaria y urgente una gran obra educativa y cultural que comprenda la educación de los consumidores para un uso responsable de su capacidad de elección, la formación de un profundo sentido de responsabilidad en los productores y sobre todo en los profesionales de los medios de comunicación social, además de la necesaria intervención de las autoridades públicas.

Friday, October 27, 2006

LOS PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.

I) SIGNIFICADO Y UNIDAD:

Son los verdaderos y propios puntos de apoyo de la enseñanza social católica. Se trata del principio de la dignidad de la persona humana; del bien común; la subsidiariedad; y de la solidaridad. Surgen del encuentro del mensaje evangélico y de sus exigencias comprendidas en el mandamiento supremo del amor a Dios y al prójimo y en la Justicia.

Estos principios tienen un carácter general y fundamental ya que se refieren a la realidad social en su conjunto. Abarcan desde relaciones interpersonales hasta relaciones entre comunidades y entre pueblos o naciones.

Los principios de la Doctrina Social de la Iglesia deben ser apreciados en su unidad ya que están conectados y articulados entre si. Tienen un significado profundamente moral porque remiten a los fundamentos últimos y ordenadores de la vida social.

II) EL PRINCIPIO DEL BIEN COMUN:

Por bien común, es preciso entender "el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección"

Deriva de la dignidad, unidad e igualdad de todas las personas. Como el actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común.

El bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral.

Es el bien de todos en una sociedad, se basa en que el hombre es un ser social.

La responsabilidad de todos por el bien común:

El bien común es un deber de todos los miembros de la sociedad según sus capacidades y ninguno esta exento de colaborar.

Es un bien arduo de alcanzar, porque exige la capacidad y la búsqueda constante del bien de los demás como si fuese el propio.

Las tareas de la comunidad política:

El bien común es la razón de ser de la autoridad política. El estado debe garantizar cohesión, unidad y organización a la sociedad civil, de modo que se pueda lograr el bien común con la contribución de todos los ciudadanos.

-Debe armonizar con justicia los distintos intereses sectoriales.

-Fomentar el bien común tanto de la mayoría como de la minoría (en democracia).

-Hacer accesibles a las personas los bienes necesarios (materiales, culturales, morales, espirituales) para gozar una vida auténticamente humana.

Por último, el bien común de la sociedad tiene valor solo en relación al logro de los fines últimos de la persona y al bien común de toda la creación que es Dios.

III) EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES

Dios a destinado la Tierra y cuanto ella contiene para el uso de todos los hombres y pueblos. Los bienes creados deben llegar a todos de forma equitativa mediante la justicia y caridad.

El origen se da mediante Dios que ha creado al mundo y al hombre; el destino que es de género humano y el principio que es el uso común de los bienes.

Decimos que el principio de la doctrina social de la Iglesia es el uso común de los bienes.

El destino y uso Universal no significa que todo esté a disposición de cada uno y de todos, por lo tanto son necesarios normas, acuerdos nacionales e internacionales y un ordenamiento jurídico.

Mediante el trabajo, el hombre, usando su inteligencia logra dominar la tierra, de este modo se apropia una parte de esta; he ahí el origen de la propiedad privada. La doctrina social postula que la propiedad de los bienes sea accesible para todos por igual.

La tradición cristiana nunca ha aceptado el derecho a la propiedad privada, como absoluto e intocable. Y dice que el hombre no debe tener las cosas exteriores que legítimamente poseen como exclusivamente suyo, sino también como comunes a todos.

La propiedad de los nuevos bienes, fruto del conocimiento, de la inteligencia y del saber deben ponerse al servicio de las necesidades primarias del hombre.

El principio del destino universal de los bienes, exige que se vele con particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentren en situaciones de marginación y en cualquier caso, por las personas en cuyas condiciones de vida les impida un crecimiento adecuado. Esto es posible mediante el amor y la caridad cristiana.

IV) EL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIDAD

La subsidiaridad está entre las directrices más constantes y características de la Iglesia.

Es imposible promover la dignidad de la persona si no se cuidan la familia, los grupos, las asociaciones, es decir, aquellas expresiones agregativas de tipo económico, social, cultural, deportivo, recreativo, profesional, político, a las que las personas crean espontáneamente y que hacen posible su crecimiento social.

La Iglesia indica al principio de subsidiaridad como principio importantísimo de la “filosofía social”.

Como no se le puede quitar a los individuos y darlo a la comunidad lo que ellos puedan realizar con su propio esfuerzo o medios, tampoco es justo, quitar a las comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden realizar y dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda acción creada por la sociedad debe prestar ayuda a los miembros de la misma, pero no destruirlos y absorberlos.

Teniendo en cuenta este principio, todas las sociedades de orden superior deben ponerse en actitud de ayuda (subsidium), respecto a las de menor orden.

El principio de subsidiaridad protege a las personas de los abusos de las instancias sociales superiores, y tiende a que estas últimas ayuden a los particulares a desarrollar sus tareas.

“A la subsidiaridad entendida en sentido positivo, como ayuda económica, institucional, legislativa, ofrecida a las entidades sociales más pequeñas, corresponde una serie de implicaciones en negativo, que imponen al Estado abstenerse de cuanto restringiría, de hecho, el espacio vital de las células menores y esenciales de la sociedad. Su iniciativa, libertad y responsabilidad, no deben ser suplantadas.”

A la actuación del principio de subsidiaridad corresponden:

  • El respeto y la promoción efectiva del primado de la persona y de la familia.
  • La valoración de las asociaciones y de las organizaciones intermedias.
  • El impulso ofrecido a la iniciativa privada.
  • La articulación pluralista de la sociedad y la representación de sus fuerzas vitales.
  • La salvaguardia de los derechos de los hombres y de las minorías.
  • La descentralización burocrática y administrativa.
  • El equilibrio entre la esfera pública y privada.
  • Adecuada responsabilización del ciudadano para “ser parte” de la realidad política y social del país.

Diversas circunstancias pueden aconsejar que el Estado ejercite una función de suplencia. Es este el caso cuando la sociedad civil no asume automáticamente la iniciativa.

Sin embargo esta suplencia no debe prolongarse y extenderse más allá de lo estrictamente necesario, ya que esto se da solo por la excepcionalidad del caso.

V) LA PARTICIPACIÓN

La participación es una consecuencia característica de la subsidiaridad, que se expresa en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano contribuye a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad a la que pertenece. La participación es un deber que todos deben cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien común.

“La participación no puede ser delimitada o restringida de algún contenido particular de la vida social”.

Desde esta perspectiva, se hace imprescindible la exigencia de favorecer la participación, sobre todo de los mas débiles, así como dirigentes políticos. Es necesario, además, un fuerte empeño moral, para que la gestión de la vida pública sea respecto al bien común.

La participación es una de las garantías más importantes para la permanencia de la Democracia.

La participación puede lograrse en todas las relaciones posibles entre el ciudadano y la instituciones, para eso deben tenerse en cuenta el contexto historico y social en la que la participación debería actuar verdaderamente.

Por último, una fuerte preocupación con respecto a la participación, proviene de aquellos países donde existe un régimen dictatorial, donde el derecho a participar a la vida pública es negado de raíz.

VI) El principio de Solidaridad:

Hoy más que nunca gracias a la tecnología como las telecomunicaciones, informática, intercambios comárcales, es posible establecer relaciones entre personas lejanas o desconocidas. Gracias a esto vemos que en todo el mundo hay fuertes desigualdades. Este crecimiento de relaciones debe estar acompañado del crecimiento ético-social, para evitar injusticias; o sea la solidaridad se ve en dos aspectos: como principio social, y como virtud moral.

Como principio social las estructuras del pecado deben transformarse en estructuras de solidaridad mediante leyes, reglas, y ordenamientos.

Como principio Moral es empeñarse por el bien común de todos y cada uno. El mensaje de la doctrina social acerca de la solidaridad pone en evidencia que existen vínculos estrechos entre la solidaridad y el bien común, el destino universal de los bienes, entre los hombres y los pueblos y la paz en el mundo.

El principio de solidaridad implica que los hombres tengan conciencia de la deuda que tienen con la sociedad en la que están insertos

VII) Valores Fundamentales de la Vida Social:

Estos son inherentes a la dignidad de la persona humana, y son: Verdad, Libertad Justicia, Amor.

Su práctica es el camino seguro y necesario para alcanzar la perfección personal y una convivencia social mas humana.

Los hombres tienen obligación de tender hacia la verdad, vivir en la verdad es importante para las relaciones sociales, requiere una intensa actividad educativa y un compromiso por parte de todos.

Por ser creado a imagen de Dios el hombre tiene derecho natural de ser reconocido como un ser libre, y responsable.

El hombre es libre cuando puede realizar su propia vocación personal (poder elegir su religión, cultura estado de vida, expresar sus ideales etc.) dentro del bien común y del orden público y bajo el signo de la responsabilidad.

También tiene que poder rechazar lo moralmente malo.

La justicia consiste en la voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido.
El Trabajo

I. ASPECTOS BIBLICOS

a) La tarea de cultivar y custodiar la tierra

El antigua testamento presenta a dios como creador, que plasma al hombre a su imagen y lo invita a trabajar la tierra y a custodiar el jardín de Edén en donde lo ah puesto. El hombre debe “cultivar y cultivar” los bienes creados por Dios: bienes que el hombre no ah creado sino que ah recibido como don precioso.

El trabajo no es ni un castigo ni una maldición. So convierte en fatiga y pena a causa del pecado de Adán y Eva, que rompen su relación confiada y armoniosa con Dios.

El pecado de Adán y Eva fue provocado precisamente por esta tentación: “sereis como dioses”. Quisieron tener el dominio absoluto sobre todas las cosas, sin someterse a la voluntad del Creador. Desde entonces, el suelo se ha vuelto avaro, ingrato y sordamente hostil; solo con sudor de la frente será posible obtener alimento.

El trabajo es esencial, pero es Dios, no el trabajador la fuente de la vida y el fin del hombre.

El descanso permite a los hombres recordar y revivir las obras de Dios, desde la Creación hasta la Redención, reconoce a sí mismo como obra suya, dar gracias por su vida y su subsistencia a Él.

El descanso sabático ha sido en defensa del pobre; su función es liberadora de las degeneraciones antisociales del trabajo humano.

b) Jesús hombre del trabajo

En su predicación Jesús enseña a apreciar el trabajo. Él mismo “se hizo semejante a nosotros en todo, dedico la mayor parte de los años de su vida terrena al trabajo manual”. Jesús condena el comportamiento del siervo perezoso y alaba al siervo fiel.

En su predicación, Jesús enseña a los hombres a no dejarse dominar por el trabajo. Deben, ante todo, preocuparse por su alma.

c) El deber de trabajar

Ningún cristiano, por el hecho de pertenecer a una comunidad solidaria y fraterna, debe sentirse con derecho a no trabajar y vivir a expensa de los demás.

Mediante el trabajo, el hombre gobierna el mundo colaborando con Dios; junto a Él, es señor y realiza obras buenas para sí mismo y para los demás. El ocio perjudica el ser del hombre, mientras que la actividad es provechosa para su cuerpo y su espíritu. El cristiano está obligado a trabajar no sólo para ganarse el pan, sino también para atender al prójimo más pobre.

Este parentesco entre trabajo y religión refleja la alianza misteriosa, pero real, que media entre el actuar humano y el providencial de Dios.

III LA DIGNIDAD DEL TRABAJO

a) La dimensión subjetiva y objetiva del trabajo

En sentido objetivo, es el conjunto de actividades, recursos, instrumentos y técnicas de las que el hombre se sirve para producir.

El trabajo en sentido subjetivo, es el actuar del hombre en cuanto a ser dinámico, capaz de realizar diversas acciones que pertenecen la proceso del trabajo y que pertenecen a su vocación personal

El trabajo humano no solamente procede de la persona, sino que esta también esencialmente ordenado y finalizado en ella, independientemente de su contenido objetivo, el trabajo debe estar orientado a la persona que lo realiza, porque la finalidad del trabajo, de cualquier trabajo, es siempre el hombre.

El trabajo humano posee también una intensa dimensión social.

El trabajo de un hombre en efecto, se vincula naturalmente con el de los otros hombres.

También los frutos del trabajo son ocasión del intercambio, de relaciones y de encuentro. El trabajo, por tanto, no se pude valorar justamente si no se tiene en cuenta su naturaleza social.

El hombre debe trabajar, ya sea porque el creador se lo ha ordenado, ya sea porque debe responder a las exigencias de mantenimiento y desarrollo de sus misma humanidad. El trabaja se perfila como obligación moral con respecto al prójimo, es en primer lugar la propia familia

b) La relación entre trabajo y capital

El trabajo en su carácter subjetivo o personal, es superior a cualquier otro factor de producción. Este principio vale, en particular, con respeto al capital.

En la actualidad el termino capital tiene diversas aceptaciones: en ciertas ocasiones indica los medios materiales de producción de una empresa, en otras, los recursos financieros invertidos en una iniciativa productiva o también ,en mercados bursátiles.

Se habla también del modo no totalmente apropiado al capital humano, para significar los recursos humanos, es decir las personas mismas

El trabajo tiene una prioridad intrínseca con respecto al capital, este principio se refiere directamente al proceso del mismo de producción respecto al cual el trabajo es siempre una causa eficiente primaria, mientras que el capital, siendo el conjunto de los medios de producción, es solo un instrumento o la causa instrumental. Este principio es una verdad evidente que se deduce de toda la experiencia histórica del hombre

La relación entre trabajo y capital presenta a menudo los rasgos del conflicto que adquiere caracteres nuevos con los cambios en el contexto social y económico.

No debe pensarse equivocadamente que el proceso de superación de la dependencia del trabajo respecto a la materia sea capaz por si misma de superar la alineación en y el del trabajo.

La relación entre trabajo y capital se realiza también mediante la participación de los trabajadores en la propiedad, en su gestión y en sus frutos

c) Relación entre trabajo y propiedad privada

El Magisterio de la Iglesia estructura la relación entre el trabajo y capital también respecto a la institución de la propiedad privada, al derecho y al uso de esta. El derecho a la propiedad privada está subordinado al principio del destino universal de los bienes y no debe constituir motivo de impedimento al trabajo y al desarrollo de otros. La propiedad que se adquiere sobre todo mediante el trabajo, debe servir al trabajo.

Esto vale de modo particular para la propiedad de los medios.

La propiedad privada y pública, así como los mecanismos del sistema económico, deben estar predispuestas para garantizar una economía al servicio del hombre.

d) El descanso festivo

El descanso festivo es un derecho. El día séptimo cesó Dios de toda la tarea que había hecho, también los hombres creados a su imagen, deben gozar del descanso y tiempo libre para poder atender la vida familiar, cultural, social y religiosa.

El domingo es un día que se debe satisfacer una caridad efectiva, dedicando especial atención a la familia y a los parientes, así también como a los enfermos y a los ancianos.

Las autoridades publicas tienen el deber de vigilar para que los ciudadanos no se vean privados, por motivos de productividad económica, de un tiempo destinado al descanso y al culto divino. Los patrones tienen una obligación análoga con respecto a sus empleados.

Todo cristiano deberá evitar imponer sin necesidad a otro lo que le impidiera guardar el día del señor.

IV EL DERECHO AL TRABAJAR

a) El trabajo es necesario

El trabajo es un derecho fundamental y un bien para el hombre. Un bien útil y digno de él, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana.

El trabajo es necesario para formar y mantener una familia, adquirir el derecho a la propiedad y contribuir al bien común de la familia humana. Para la iglesia la desocupación es una verdadera calamidad social, sobre todo en relación con las jóvenes generaciones.

La capacidad propulsora de una sociedad orientada hacia el bien común y proyectada hacia el futuro se mide también, y sobre todo, a partir de las perspectivas de trabajo que puede ofrecer.

El alto índice de desempleo y la persistencia de dificultades para acceder a la formación y al mercado de trabajo constituyen para muchos, sobre todo jóvenes, un grave obstáculo en el camino de la realización humana y profesional. El que está desocupado corre el riesgo de quedar al margen de la sociedad y de convertirse en victima de la exclusión social. Este drama en general afecta a : Las mujeres, los trabajadores menos especializados, a los minusválidos, a los inmigrantes, a los ex reclusos y a los analfabetos.

La conservación del empleo depende cada vez más de las capacidades profesionales.

Cada vez se impone al sistema educativo favorecer la disponibilidad de las personas a una actualización permanente y una reiterada cualifica. Los jóvenes deben aprender a actuar autónomamente, a hacerse capaces de asumir responsablemente la tarea de afrontar can la competencia adecuada los riesgos vinculados a un contexto económico cambiante y frecuentemente imprevisible en sus escenarios de evolución.

b) La Función del Estado y de la sociedad civil en la promoción del derecho al trabajo.

Los problemas de la ocupación reclaman las responsabilidades del estado, al cual compete el deber de promover políticas que activen el empleo, es decir, que favorezcan la creación de oportunidades de trabajo en el territorio nacional, incentivando para ello el mundo productivo.

Teniendo en cuanta las dimensiones planetarias que han asumido vertiginosamente las relaciones económico-financieras y el mercado de trabajo, se debe promover una colaboración internacional eficaz entre los estados, mediante tratados, acuerdos y planes de acción comunes que salvaguarden el derecho al trabajo.

Hay que ser conscientes de que el trabajo humano es un derecho del que depende directamente la promoción de la justicia social y de la paz civil. Estas tareas corresponden a las Organizaciones internacionales, así como a las sindicales.

Para la promoción del derecho al trabajo es importante, que exista realmente un libre proceso de autoorganización de la sociedad.

c) La familia y el derecho al trabajo

El trabajo es el fundamente sobre el que se forma la vida familiar, la cual es un derecho natural y una vocación del hombre.

El trabajo asegura los medios de subsistencia y garantiza el proceso educativo de los hijos. Familia y trabajo están estrechamente unidos. Se las debe abarcar conjuntamente. Es necesario que para esto las empresas, las organizaciones profesionales, los sindicatos y el estado se hagan promotores de políticas laborales que no perjudiquen, sino que favorezcan el núcleo familiar desde el punto de vista ocupacional. La familia y el trabajo se condicionan recíprocamente de diversas maneras.

d) Las mujeres y el derecho al trabajo

El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social: para eso se debe organizar la presencia de las mujeres en el ámbito social.

Se debe tener en cuenta la dignidad y la vocación de la mujer.

Existen muchas formas de discriminación que ofenden la dignidad y vocación de la mujer en la esfera del trabajo. La mujer es olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a esclavitud. Se debe tomar conciencia de la urgencia de un efectivo reconocimiento de los derechos de la mujer en el trabajo.

e) El trabajo infantil

El trabajo infantil y de menores, en sus formas intolerables, constituye un tipo de violencia menos visible, mas no por ello menos terrible

Este sigue siendo un problema moral. Se denuncia el aumento de la explotación laboral de menores en condiciones de esclavitud.

e) La emigración y el trabajo

La inmigración puede ser un recurso más que un obstáculo para el desarrollo.

Hoy en día existe un desequilibrio entre países ricos y pobres. Las comunicaciones reducen rápidamente las distancias, crece la emigración de personas en busca de mejores condiciones de vida, procedente de las zonas menos favorecidas de la tierra. A menudo su llegada es percibida como una amenaza para los elevados niveles de bienestar. Sin embargo la gente que va a otro país esta generalmente dispuesta a realizar trabajos que la gente que vive en el país no esta dispuesta a hacer.

f) El mundo agrícola y el derecho al trabajo

El trabajo agrícola merece una especial atención, debido a la función social, cultural y económica que desempeña en los sistemas económicos de muchos países.

Es necesario que se den cambios radicales y urgentes para volver a dar a la agricultura y a los hombres de campo el justo valor como base de una sana economía, en el conjunto del desarrollo de la comunidad social.

Se precisa con urgencia una profunda reflexiona sobre el significado del trabajo agrícola y sus múltiples dimensiones. Se trata de un desafió de gran importancia que debe afrontarse con políticas agrícolas y ambientales.

En algunos países es indispensable una redistribución de la tierra, en el marco de políticas eficaces de reforma agraria.

V DERECHOS DE LOS TRABAJADORES

a) Dignidad de los trabajadores y respeto a sus derechos.

Los derechos de los trabajadores, como todos los demás derechos, se basan en la naturaleza de la persona humana y en su dignidad trascendente.

Derechos enunciados por el Magisterio social de la Iglesia:

El derecho a una justa remuneración; el derecho al descanso, el derecho a ambientes de trabajo y a procesos productivos que o comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral; el derecho a que sea salvaguardada la propia personalidad en el lugar de trabajo: el derecho a subsidios adecuados e indispensables para la subsistencia de los trabajadores desocupados y de sus familias; el derecho a la pensión, así como a la seguridad social para la vejez, la enfermedad y en caso de accidentes relacionados con la prestación laboral; el derecho a previsiones sociales vinculadas a la maternidad; el derecho a reunirse y a asociarse. Estos derechos son frecuentemente desatendidos, como confirman los tristes fenómenos del trabajo infraremunerado, sin garantías ni representación adecuadas.

b) El derecho a la justa remuneración y distribución de la renta.

La remuneración es el instrumento más importante para practicar la justicia en las relaciones laborales. El salario es el fruto legitimo del trabajo.

La remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común.

El bienestar económico de un país no se mide exclusivamente por la cantidad de bienes producidos, sino también teniendo en cuenta el modo en que son producidos y el grado de equidad en la distribución de la renta, que debería permitir a todos disponer de lo necesario para el desarrollo y el perfeccionamiento de la propia persona.

c) El derecho de huelga.

La huelga, se puede definir como el rechazo colectivo y concertado, por parte de los trabajadores, a seguir desarrollando sus actividades, con el fin de obtener, por medio de la presión así realizada sobre los patrones, sobre el Estado y sobre la opinión publica, mejoras en sus condiciones de trabajo y en su situación social. También la huelga, aun cuando aparezca “como una especie de ultimátum”, debe ser siempre un método pacifico de reivindicación y de lucha por los propios derechos.

SOLIDARIDAD ENTRE LOS TRABAJADORES

a) La importancia de los sindicatos.

El Magisterio reconoce la función fundamental desarrollada por los sindicatos de trabajadores, cuya razón de ser consiste en el derecho de los trabajadores a formar asociaciones o uniones para defender los intereses vitales de los hombres empleados en las diversas profesiones. Las organizaciones sindicales, buscando su fin especifico al servicio del bien común, son un factor constructivo de orden social y de solidaridad y, por ello, un elemento indispensable de la vida social.

La doctrina social enseña que las relaciones en el mundo del trabajo se han de caracterizar por la colaboración: el odio y la lucha por eliminar al otro; constituyen métodos absolutamente inaceptables.

Los sindicatos son propiamente los promotores de la lucha por la justicia social, por los derechos de los hombres del trabajo, en sus profesiones especificas.

El sindicato, siendo ante todo un medio para la solidaridad y la justicia, no puede abusar de los instrumentos de lucha. Debe saberse autorregular y ponderar las consecuencias de sus opciones en relación al bien común.

El sindicato y las demás formas de asociación de los trabajadores deben asumir una función de colaboración con el resto de los sujetos sociales e interesarse en la gestión de la cosa publica. Las organizaciones sindicales tienen el deber de influir en el poder publico, en orden a sensibilizarlo debidamente sobre los problemas laborales y a comprometerlo a favorecer la realización de los derecho de los trabajadores.

b) Nuevas formas de solidaridad.

En la actualidad, los sindicatos están llamados a actuar en formas nuevas, ampliando su radio de acción de solidaridad de modo que sean tutelados, además de las categorías laborales tradicionales, los trabajadores con contratos atípicos o a tiempo determinado; los trabajadores con un puesto de trabajo en peligro a causa de las fusiones de empresas, incluso a nivel internacional; los desempleados, los inmigrantes, los trabajadores temporales; aquellos que por falta de actualización profesional han sido expulsados del mercado laboral y no pueden regresar a él por falta de cursos adecuados para cualificarse de nuevo.

Ante los cambios introducidos en el mundo del trabajo, la solidaridad se podrá recuperar, e incluso fundarse mejor que en el pasado, si se actúa para volver a descubrir al valor subjetivo del trabajo.

c) Doctrina social y “res novae”.

El factor decisivo y “el arbitro” de esta compleja fase de cambio es una vez más el hombre, que debe seguir siendo el verdadero protagonista de su trabajo. El hombre puede y debe hacerse cargo, creativa y responsablemente, de las actuales innovaciones y reorganizaciones, de manera que contribuyan al crecimiento de la persona, de la familia, de la sociedad y de toda la familia humana.

La persona humana emprende la aventura de la transformación de las cosas mediante su trabajo para satisfacer necesidades y carencias ante todo materiales, pero lo hace siguiendo un impulso que la empuja siempre más allá de los resultados logrados, a la búsqueda de lo que pueda responder más profundamente a sus innegables exigencias interiores.

Cambian las formas históricas en las que se expresa el trabajo humano, pero no deben cambiar sus exigencias permanentes, que se resumen en el respeto de los derechos inalienables del hombre que trabaja.

Cuanto más profundos son los cambios, tanto más firme debe ser el esfuerzo de la inteligencia y de la voluntad para tutelar la dignidad del trabajo, reforzando, en los diversos niveles, las instituciones interesadas.

Los escenarios actuales de profunda transformación del trabajo humano hacen todavía más urgente un desarrollo auténticamente global y solidario, capaz de alcanzar todas las regiones del mundo, incluyendo la menos favorecidas. Para estas ultimas, la puesta en marcha de un proceso de desarrollo solidario de vasto alcance, no solo aparece como una posibilidad concreta de creación de nuevos puestos de trabajo, sino que también representa una verdadera condición par la supervivencia de pueblos enteros: “Es preciso globalizar la solidaridad”.

Los desequilibrios económicos y sociales existentes en el mundo del trabajo se han de afrontar restableciendo la justa jerarquía de valores y colocando en primer lugar la dignidad de la persona que trabaja: “Las nuevas realidades, que se manifiestan con fuerza en el proceso productivo, como la globalización de las finanzas, de la economía, del comercio y del trabajo, jamás deben violar la dignidad y la centralidad de la persona humana, ni la libertad y la democracia de los pueblos. La solidaridad, la participación y la posibilidad de gestionar estos cambios radicales constituyen, sino la solución, ciertamente la necesaria garantía ética para que las personas y los pueblos no se conviertan en instrumentos, sino en protagonistas de su futuro.”